Felicidades a los distribuidores que hayan decidido que esta particular balada llegue a nuestras pantallas en unas fechas plagadas de renos y joujous varios.
Es el momento de hablar de la película española más esperada del año. Siempre es un acontecimiento que De La Iglesia estrene una nueva cinta, pero más aún si se trata de un título con dos premios en Venecia.
Se ha tildado a Balada como la cinta más personal del director bilbaíno. Lo es desde luego, pero realmente las obsesiones y los sueños más perturbadores del realizador han estado siempre ahí. Solo hace falta mirar el final de esa genialidad llamada Crimen Ferpecto para descubrir una de sus pasiones- fobias más latentes en esta cinta.
Balada Triste de Trompeta es una comedia, es una historia de amor, tiene acción, revisionismo histórico (algo así como la cara b de Cuéntame Cómo Pasó) y por supuesto un terror con mucha mala baba e ironía. Es difícil de definir, de explicar por ser una verdadera caja de sorpresas. El espectador permanece pegado a la pantalla a la espera de la nueva ocurrencia del presidente de la Academia. Cierto es que en alguna ocasión parece que el rumbo de la película se pierde en el abismo, pero ese momento se compensa con varias escenas que rozan la genialidad ( la inicial o la del final, cuyas descripciones obviaré para no hacer spoiler).
Las dos Españas y la memoria de una época que muchos espectadores vivieron bajo el personal y rarísimo punto de vista del director de La Comunidad, eso es lo que ofrece este cocktel cinematográfico. Carlos Areces, tras Spanish Movie, tenía en sus manos pasarse a lo `serio´. Siempre se ha dicho que un buen actor de comedia, puede ponerse serio, pero el paso inverso sería casi imposible. Aquí esto queda claro. Areces es un actor con una personalidad única, arroladora que ya se podía percibir en sus papeles de Muchachada Nui. Aquí se luce sin proponérselo, sin intentar sobresalir, dando a su payaso triste una personalidad propia y única. Acierto de De La Iglesia al apostar por él. Otro acierto, Antonio de la Torre. Ya sabíamos que era un actor magnífico - revisad películas como AzulOscuroCasiNegro para ver buenos ejemplos- y aquí es un payaso despreciable, repugnante y dominador. Uno gran reparto de secundarios los secundan. Deliciosa pareja la que forman Gracia Olayo y Enrique Villén. Divertidísima entrada en el cine por la puerta grande para Alejandro Tejelia. Manuel Tejada destaca como el director del circo en uno de sus papeles más notables de su carrera. Sancho Gracia como ese malísimo general franquista, fantástico de nuevo a las ordenes del director vasco.
Una fotografía deliciosa, la banda sonora con la Balada Triste de Trompeta de Raphael a la cabeza y una factura técnica impecable completan una cinta- excesiva en momentos- que demuestran que la apuesta por una mirada distinta como la de Álex de La Iglesia es siempre un acierto.
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