`LOS OJOS DE JULIA´... UN DIRECTOR CON CEGUERA CINEMATOGRÁFICA

¿Guillermo del Toro está necesitado de llenarse los bolsillos a espuertas?. Desde luego que no. Así, es normal que no se entienda como el gran director mejicano puede poner su firma - aunque solo sea en la producción-en semejante bodrio.Esta cinta que se mueve entre el melodrama romanticón y el terror más de manual que ha visto uno en mucho tiempo.

Las supuestas referencias- no sabemos si intencionadas o no- son realmente penosas. Recuerda sospechosamente a IMAGO MORTIS, otro fallido film patrio en el que lo `ocular´era el protagonista absoluto. Aquí los excesos de esa cinta se llevan a límites insospechadas con un toque de Psicosis o incluso EL RESPLANDOR. ¿Será que todo en el `género´ ya está inventado? Desde luego que la música tampoco ayuda en esta labor. La banda sonora es pésima, no crea ambientes con esos soniquetes supuestamente de terror de manual que parecen sacadas de una mala tv-movie llegada de países lejanos. Los flashazos son repugnantes, incomodan al espectador y le intentan engañar. Si entra en el engaño, le felicito por saber digerir tamaña basura cinematográfica. La ambientación tampoco ayuda en el cometido de crear un cierto `ambiente´ en la película.

El guión juega al despiste; pero ciertas situaciones, del todo manidas en el cine de género, dan la sensación de estar escritas por un completo incompetente en las labores del del guión.El guión hace aguas desde el mismo momento en que se desliga del todo del melodrama para convertirse en supuesto cine de género. Esta cinta no está al nivel del nuevo cine de terror made in spain que está triunfando por medio mundo. Simplemente, da verguenza ajena ver semejante desastre en el que nada funciona. Belén Rueda vuelve a hacer de heroína orfanotesca; pero con menos encanto y estilo que en la cinta que la dio fama internacional. Lluis Homar hace lo que puede en su escueto papel y `sale al paso´. Del resto del reparto poco que decir.

El resultado de esta cinta de Guillem Morales es un bodrio con letras mayúsculas que no deja dudas del criterio de ciertos productores ávidos de llenar sus bolsillos hasta excesos del todo mezquinos.