jueves, 3 de febrero de 2011

CARNE DE NEÓN Y LA SOMBRA PROHIBIDA, CARA Y CRUZ DE NUESTRO CINE

El 2011 ha comenzado con varios estrenos que se las prometían felices en nuestro cine. Entre esos títulos, Carne de Neón y La Sombra Prohibida, propuestas resueltas con desiguales resultados.

Carne de Neón partía de un corto multipremiado y eso era un verdadero reto a la hora de hacer un buen largometraje. El resultado es simplemente magnífico. El reparto, especialmente Vicente Romero y Ángela Molina, está simplemente bárbaro. Han conseguido dar mucha verdad a sus personajes. Esta no es la típica película de Mario Casas para adolescentes. Es una película excelente con una factura visual impresionante, un ritmo imponente y una historia que engancha por lo ` distinto´ en nuestro cine. En taquilla, no ha funcionado tan bien como debería, pero no está funcionando del todo mal.

La cruz la pone el estreno de La Sombra Prohibida, fracaso en taquilla y más aún en crítica. Esta continuación, que no secuela de La Herencia Valdemar, es simplemente mala con solemnidad. Sorprende que de una idea tan buena, se pueda perpetrar semejante espanto. El que aquí escribe elogió las cualidades de La Herencia Valdemar, que aún valoro más viendo la continuación. Buenas ideas, algunos actores bien encajados, otros no tanto, pero sobre todo un guión que se sostenía facilmente sin dejar respiro al espectador. Esta continuación que se supone es más de acción, es un verdadero despropósito. Es aburrida, los diálogos son chirriantes y la promesa de ver al monstruo se queda en una breve aparición al final de la cinta. Buenas intenciones en el reparto, pero nada más. Eusebio Poncela y Paul Naschy en sus pequeñísimas intervenciones, son los únicos que parecen saber lo que hacen. Rodolfo Sancho, Óscar Jaenada o Jesús Olmedo resultan convincentes, pero los gritos de Norma Ruiz desesperarían al espectador más tranquilo. Un buen intento de hacer cine de género que si se hubiese quedado en la primera parte, hubiese conseguido al menos perpetrar un buen producto. Esta continuación es ,cuanto menos, innecesaria.

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